Lee sobre la verdadera razón detrás de las campañas de anuncios fallidas. Te explicamos cómo tus objetivos y la autenticidad de tus creativos son la clave para el éxito en marketing digital.
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Si has invertido tiempo y dinero en publicidad digital, es muy probable que te haya pasado esto: lanzas una campaña, ves que los registros o las ventas empiezan a llegar, te emocionas… y de repente, todo se detiene. Como si alguien hubiera bajado la palanca.
La frustración es enorme. Te preguntas si el algoritmo cambió, si hiciste algo mal, si la gente se cansó de ti. Y, si bien los detalles técnicos pueden influir, el problema real suele ser mucho más simple de lo que parece. No es un error en la Matrix, sino un error de estrategia.
En mis sesiones de mentoría, este es uno de los temas que más debatimos. La gente se enfoca en las métricas, en los clics, en el pixel de Facebook, y se olvida de los pilares fundamentales que realmente hacen que una campaña funcione.
El objetivo de hoy es que cambies el chip. Quiero que veas tus campañas de anuncios no como una máquina misteriosa, sino como una conversación estratégica con tu audiencia. Y en esa conversación, la claridad y la autenticidad son tus mejores armas.
El primer gran error que veo, una y otra vez, es que un anuncio intenta lograr demasiadas cosas a la vez. Es como si le dieras a tu mejor amigo tres instrucciones diferentes y contradictorias al mismo tiempo. ¿Qué esperas que haga? Se va a confundir, se va a quedar paralizado y al final, no hará nada.
Con los anuncios pasa lo mismo. El algoritmo de la plataforma (sea Facebook, Instagram, o cualquier otra) es increíblemente inteligente, pero necesita una instrucción clara y concisa para darte los mejores resultados. Cuando creas una campaña, la plataforma te pregunta: “¿Cuál es tu objetivo?”. Y te da varias opciones:
Cada uno de estos objetivos es un camino diferente. Si tu meta es vender, pero tu anuncio está diseñado para generar comentarios, el algoritmo se va a confundir. Lo que te va a dar es lo que le pediste: muchos comentarios, pero pocas ventas.
He visto campañas que combinan objetivos, por ejemplo, tienen un anuncio que va a un webinar (registro), pero al mismo tiempo quieren que la gente compre un producto (venta). El algoritmo no sabe a qué público darle prioridad. ¿Al que es más probable que se registre o al que es más probable que compre? Y al final, el resultado es mediocre en ambos frentes.
Por eso, mi consejo número uno, es que un anuncio, un objetivo. Si quieres que la gente se registre, todo en tu anuncio debe estar optimizado para ese registro. El texto, el video, la imagen, el botón de llamado a la acción. Todo debe apuntar en esa dirección.
Aquí viene una de las lecciones más difíciles de aceptar, pero también de las más liberadoras: tu opinión sobre lo que es un buen anuncio no importa.
Como profesionales del bienestar, somos muy perfeccionistas. Nos esforzamos por tener la mejor iluminación, un sonido impecable, un video con una edición perfecta. Y aunque eso tiene su lugar, la realidad es que a menudo, los anuncios más auténticos y “caseros” son los que mejor funcionan.
En una de mis sesiones, alguien compartió un hallazgo que me pareció genial: un anuncio que grabó de manera informal, con el teléfono en el coche, fue el que más registros le trajo. ¿Por qué? Porque se sentía real. Se sentía como si le estuvieras hablando directamente a esa persona, sin filtros ni pretensiones.
La gente no está en Instagram o Facebook para ver un comercial de televisión. Están ahí para conectar con personas, para ver la realidad. Y cuando tú le hablas desde tu coche, desde tu casa, con tu café en la mano, creas una conexión emocional que la perfección rara vez logra. La gente decide si un anuncio es bueno o no, y lo hace con sus clics, con sus comentarios, y con sus acciones.
Así que, el gran aprendizaje aquí es que el marketing digital es un juego de prueba y error. No se trata de adivinar, se trata de experimentar. Tú pones tus hipótesis sobre lo que crees que va a funcionar, pero al final, es tu audiencia la que te da las respuestas con su comportamiento.
Ahora que sabes que tu audiencia es la que tiene la última palabra, la pregunta es: ¿cómo le pregunto qué quiere? La respuesta es el A/B testing.
El A/B testing, también conocido como pruebas divididas, es una técnica que te permite comparar dos versiones de un anuncio para ver cuál funciona mejor. No es una herramienta exclusiva de los expertos, es algo que puedes hacer tú mismo con un poco de estrategia.
Piensa en tu anuncio como una receta. Hay muchos ingredientes que puedes cambiar para ver cuál le gusta más a la gente. Los tres más importantes para el A/B testing son:
El objetivo del A/B testing no es encontrar una única respuesta para siempre. Es un proceso de aprendizaje continuo. Es una forma de escuchar lo que tu público te está diciendo a través de sus acciones. Y, créeme, la respuesta casi nunca es la que esperas.
Al final del día, tu éxito en la publicidad digital no se mide por qué tan bien entiendes el back-end de los anuncios, sino por qué tan bien entiendes a tu audiencia.
Si tu campaña dejó de funcionar, no entres en pánico. Detente, respira y pregúntate:
La clave es dejar de ver la publicidad como una caja negra llena de algoritmos y métricas confusas. En su lugar, mírala como una herramienta para amplificar un mensaje que ya sabes que funciona. La tecnología es solo el vehículo, pero tú, con tu conocimiento y tu experiencia, eres el que tiene que saber a dónde ir.
Así que, la próxima vez que te enfrentes a un anuncio que no funciona, no te preocupes. Es una oportunidad para aprender algo nuevo sobre tu audiencia. Y esa, te aseguro, es la lección más valiosa que el marketing digital te puede dar.